La historia del
tomate

La historia del tomate

Deben existir miles de platos en los que el tomate es el ingrediente principal o el elemento clave.

Debido a su color, sabor y variedad, el tomate ha recorrido un largo camino desde las antiguas civilizaciones aztecas hasta convertirse en un elemento casi imprescindible en las cocinas de hoy.

«Aunque el tomate se considera una verdura debido a sus diversos usos culinarios, es de hecho una fruta perteneciente a la familia de las patatas, el pimiento y la berenjena». Muchos de los platos más comunes y deliciosos que se preparan actualmente se remontan a tiempos antiguos y al intercambio de plantas alimenticias entre el Viejo y el Nuevo Mundo.

El tomate es originario de los bajos Andes, y fue cultivado por los aztecas en México. La palabra azteca «tomatl» significaba simplemente «fruta hinchada» y los conquistadores españoles lo llamaron «tomate». El tomate, junto con el maíz, la patata, el chile y la batata fueron introducidos en España a principios del siglo XVI gracias a los viajes de Colón.

Probablemente, el tomate llegó en primer lugar a Sevilla, que era uno de los principales centros del comercio internacional, en particular con Italia. Precisamente fue en 1544, que el herborista italiano (Mattioli) introdujo su conocimiento en Italia («mala aurea», posteriormente, «pomodoro»). Inclusive se le atribuyeron propiedades afrodisíacas en Francia, donde se le denominó «pomme d’amour».

La primera receta napolitana publicada que se conoce para preparar «salsa de tomate al estilo español» data de 1692.

Aunque el tomate se considera una verdura debido a sus diversos usos culinarios, es de hecho una fruta perteneciente a la familia de las patatas, el pimiento y la berenjena. El tomate es uno de los alimentos o ingredientes más populares en Europa, debido en parte a su versatilidad y su facilidad para combinarse bien con queso, huevos, pescado, carne, hortalizas y una amplia variedad de hierbas aromáticas.

Los tomates son nutritivos y muy poco calóricos. Contienen grandes cantidades de vitamina C y ácido fólico. Y además, es la fuente alimentaria más importante de un pigmento rojo llamado licopeno, que tiene propiedades antioxidantes y puede ser anticancerígeno y beneficioso en problemas de próstata.

Un elevado nivel de licopeno en el plasma se asocia con una menor incidencia de algunos cánceres, en especial el de próstata. El organismo los asimila dependiendo del tipo de producto que se consuma.

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